Capítulo 2
Miró el despertador, para
descubrir que eran las once y media de la mañana. Se estiró en la cama mientras
bostezaba, para después levantarse e ir al lavabo.
Sus padres, ya estaban haciendo viajes de casa al coche y viceversa
para guardar el equipaje. Los saludó cuando pasó junto a ellos por la entrada,
para poder ir a la cocina. Se preparó un tazón de leche con cacao y se sentó en
el taburete de la mesa mientras encendía la televisión.
-
Muy bien,
nosotros ya estamos – dijo su madre mientras se pasaba la mano por la frente,
para quitarse el sudor – cualquier problema en casa, luz, agua, gas… nos
llamas.
-
Sí – respondió
Yolanda sin apenas mirarla mientras soplaba dentro de su tazón.
-
Nada de
fiestas, nada de escapadas y nada de que tus amigos se queden a dormir en casa.
-
Solo vendrá la
Vero y se quedará a dormir te guste o no.
-
Vale, la Vero
puede venir, pero nadie más ¿entendido?
-
Sí. Joder,
mama, que no es la primera vez que me quedo sola.
-
Ya lo sé, pero
siempre duele dejar sola a tu hija en tu casa.
-
Me lo voy a
pasar bomba no te preocupes – dijo tranquilamente Yolanda.
-
No lo pongo en
duda, pero ten cuidado ¿vale?
-
Que sí,
pesada. ¡Anda y vete ya!
Yolanda se levantó sonriendo para despedirse de sus padres, dándoles
un beso en cada mejilla. Después, salió al balcón y se despidió de ellos con un
gesto de su mano y vio cómo se alejaba el coche de sus padres calle arriba.
Entro de nuevo en el comedor, cerrando el balcón y cuando se volvió
dio un gran salto con los brazos en alto y gritó un sí bien alto.
Corrió a la cocina y bebió de un trago el resto de leche que le
quedaba. Se secó con la mano la boca para después salir corriendo al comedor y
encender el equipo de música. Puso un cd de los Black Eyes Peas y subió el volumen muy alto.
En pocos segundos, el piso
de sus padres comenzó a temblar a causa de los altavoces, pero Yolanda disfrutaba
con cada nota musical, mientras movía el esqueleto.
Le encantaba bailar,
adoraba el baile y siempre que podía lo danzaba sin miramientos.
Bailó hasta su habitación,
levantó la persiana y abrió la ventana de par en par. Desde su cuarto, podía
ver otros patios de luces, pero a ella no le gustaba fisgonear a sus vecinos.
Echó la cortina y sacudió las sábanas de la cama para poder hacerla.
Mientras cantaba al son de
la canción de Fergie, abrió su
armario y sacó unos tejanos negros y una camiseta de tirantes blanca. De la
mesita de noche, cogió un tanga y un sujetador. Después fue a la ducha y abrió
el grifo, graduándolo a temperatura media.
Todavía quedaban pocas
semanas para el verano, pero había días que el sol, calentaba como si ya lo
estuvieran.
Después de desnudarse y
comprobar que el agua estaba a su gusto, se metió dentro. Cogió la alcachofa de
la ducha y comenzó a mojarse el pelo, la cara y el cuerpo. Pero cuando continuó
bajando la alcachofa se detuvo en su sexo.
Abrió un poco las piernas y
dejó que los chorros chocaran contra su clítoris. Siseó de placer.
-
A veces creo que soy una ninfómana – pensó en
voz alta.
Se dejó caer y quedó
sentada en la larga bañera, mientras abría las dos piernas y las levantaba a
ambos lados de la bañera. Le gustaba mucho poder masturbarse, de la forma que
fuera. Pero la ducha, le proporcionaba un placer distinto a la que podía darle
su dedo.
Guió los chorros por todo
su coño y volvió a detenerse en el clítoris. Con la otra mano se abrió un poco
los labios y volvió a subir y bajar la alcachofa para que los chorros chocaran
donde ella quería. Volvió a sisear y llevó de nuevo los chorros hacia su bulto.
Allí los hizo rodar sin salirse de él y comenzó a gemir a causa del placer. Sus
mejillas se tornaron rosas y la alcachofa comenzó a moverse más deprisa.
-
Oh… si…
Que rápido llegaba al
orgasmo en la ducha. Siguió moviendo la alcachofa hasta que se corrió con los
chorros y gritó de placer, mientras ella también se movía hacia arriba y abajo.
Dejó la alcachofa a su
lado, mientras intentaba recuperar el aliento.
-
Joder…
De fondo los Black Eyes Peas seguían cantando, y ella
a regañadientes se volvió a levantar para terminar de ducharse.
Cuando terminó de secarse
el pelo negro y largo, ya vestida, cogió el móvil de su cuarto y se sentó a los
pies de la cama, mientras marcaba el número 4 de su teléfono. La llamada era
para Verónica y esta lo cogió a los tres tonos.
-
¿Ya se han ido? – fue su saludo.
-
¡Sí! – exclamó Yolanda ilusionada - ¿Nos vamos
de compras?
-
¿De compras? - preguntó Verónica, muy extrañada - ¿Qué
quieres comprar?
-
Pues algo con lo que el Jona sueñe mientras no
esté conmigo.
-
Tú sí que sueñas, tía.
-
Necesito una falda corta y no tengo ninguna.
-
A ti no te gustan las faldas cortas –dijo de
mala gana Verónica.
-
Ya lo sé, pero es lo más practico para… ya
sabes…
-
Yo flipo, tía. Está bien, ¿a qué hora te paso a
buscar?
-
Yo ya estoy lista, ven cuando quieras y comemos
en el McDonald’s.
-
Comida basura, genial – se quejó su amiga.
-
Tía, que no tengo ganas de cocinar.
-
¿Y después qué? – preguntó para cambiar de tema.
-
No sé, ya se nos ocurrirá algo.
-
Podríamos ir al Roble – sugirió Verónica.
-
¡Pero si solo van críos! – exclamó molesta
Yolanda.
-
¡Que no! Van muchos de la clase y también gente
grande.
-
Estupendo, los de clase – murmuró quejosa
Yolanda.
-
Venga va – rogó su amiga.
-
Está bien – aceptó Yolanda después de unos
segundos -. Pero porque esta noche te arrastro al Atlantis que sino…
-
¡Te paso a buscar! – Exclamó más que contenta
Verónica y colgó.
Yolanda negaba con la
cabeza, mientras dejaba en carga su móvil, en lo alto del escritorio. Volvió a
conectarse a internet y entró en Facebook, mientras esperaba la llegada de su
amiga, para pasar el gran sábado en su compañía.
Ya lo decía yo... esta niña sabe muxo!, jajajaja..Gracias x publicar tan seguido!, ahora a esperar el siguiente!
ResponderEliminarSaludos y besos, muak!!!
¿que hará esta chica la noche del sábado? si ya comenzó su día así jejeje muy interesante muero por leer el próximo capitulo
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