Me encantaban las playas solitarias. Salí del apartamento
y comencé el largo paseo hasta la orilla cálida y blanca del mar. Ya llegaba
hasta mi nariz el olor a sal y el ruido del oleaje. Apreté el paso y de pronto
se extendió ante mí el gran mar azul, completamente desierto. Me encantaba
contemplarlo. Desde el balcón de mi apartamento podía observar cual largo y
ancho se extendía. Era una preciosidad.
Extendí la toalla y me desprendí
del playero quedándome desnuda, salvo por el bikini en forma de tanga. Me senté
y comencé a untar sobre mi cuerpo la crema protectora solar. Olía realmente
bien y la mezcla de olores me relajó todavía más. Me tumbé exponiéndome al
agradable sol y una leve brisa me refrescaba de vez en cuando. Después de unos
minutos, me di la vuelta y apoyé la cabeza en mis brazos cruzados, esperando a
que llegara.
Hacía un par de días, no era la
única persona que disfrutaba de la soledad de aquella playa. Un chico, más o
menos de mi edad, paseaba por la orilla junto a su perro. Me pilló en el agua,
observándole y quedé prendada de él. Vestía un bañador de pantalón corto a
cuadritos azules, claros y oscuros. Pude contemplar el magnífico torso
bronceado, sus bíceps, su ancha espalda. Y su rostro, moreno de pelo con un
corte irregular, pero moderno. Ojos almendrados, nariz pronunciada, labios con
ganas de besar... Sí, me había excitado con tan solo verlo. El segundo día,
volvió solo con su toalla y la extendió a unos metros de distancia. Lo justo
para poder observarme con detenimiento. No hablamos nada, tan solo fueron
miradas de deseo y sonrisas de complicidad.
Abrí los ojos y allí estaba,
sentado en su toalla, a pocos metros de la mía y observándome. Sin querer me
había dormido por unos minutos. Sentí un poco de vergüenza y me volví para
incorporarme. Noté como las gotas de sudor recorrían mi pecho y un soplo de
aire hizo que los pezones se alzaran. Sabiendo que él me observaba, recogí mi
cabello en una coleta alta dejando expuestos a la vista mis pechos. Por el
rabillo del ojo, noté un movimiento, un cambio de postura. Sabía que le había excitado
y que el resultado era una erección.
Me levanté para tomar un baño. Tenía
mucho calor y necesitaba el frescor del agua para calmarme un poco. Aunque con
él al lado era algo imposible. El saber que eras observada, hacía que me
excitara mucho más.
Mis pies rozaron la espuma de las
olas y encogí los pies por el frío. De pronto sentí que alguien se aproximaba a
mí. Noté un roce en mi hombro y la piel se me erizó. Siguió bajando por mi
espalda, subió por la curva de mi trasero y bajó hasta la otra nalga para
después volver a subir hasta el otro hombro. Apoyé mi cabeza sobre su pecho y
dejé que continuara el roce por mi clavícula, bajando por un pecho, rozando el
pezón varias veces provocándome un hormigueo en mi entrepierna. Siguió bajando
por mi estómago, rodeó el ombligo y continuó hacia abajo, por mi pelvis, hasta
rozar el clítoris. Hizo a un lado el bikini y su ágil dedo se introdujo en mi
hendidura ya mojada y separé un poco las piernas para dejarle más acceso. Besó
mi cuello y giré la cara para que se encontraran nuestros labios.
Me besó con ansia. Los dos
bebimos el uno del otro, nuestras lenguas bailaban al unísono. Me giró y mis
manos tocaron su cabello, mientras profundizaba más el beso. Él retiro su mano
de mi entrepierna, para rodear mis pechos y acariciarlos.
- No sabía si estarías dispuesta
a dejarte.
- Estoy dispuesta a dejarte y
mucho más.
Tenía una voz ronca por la
excitación que hizo estremecerme de placer. Recorrí mis manos por su torso sin
dejar de besarle. Era bastante alto y tenía que ponerme de puntillas, pero eso
no me importaba. Lo tenía ante mí, besándome y acariciándome con ansia.
Lentamente, nos fuimos
introduciendo dentro del agua. Cuando nos cubrió hasta la cintura, mis manos
entraron dentro de su bañador y acaricié con lentitud su verga erecta. Él siseó
de placer y acogió en su boca uno de mis pezones. Lo succionó para después
acariciarlo con la lengua.
Mis piernas temblaban de puro
placer y ya no aguanté más. Necesitaba sentir
su miembro dentro de mí. Rodeé su cintura con mis piernas y mis brazos en su
cuello. Era maravilloso tenerlo así de cerca, saborearlo, tocarlo, sentir la
excitación que le provocaba mi cuerpo.
Él agarró con la mano su miembro
y lo llevó a la entrada de mi sexo. Lentamente fue introduciéndolo en mí interior,
provocando un dulce placer en mis paredes, haciendo que alzara mis pechos ante
él y dejara caer mi cabeza hacia atrás.
Las olas movían mis cabellos,
mientas él succionaba mis pechos y se adentraba más dentro de mí. Una vez
estuvo por completo, me incorporé y comenzamos a movernos, friccionando mi
clítoris en su pubis, entrando y saliendo su verga de mi sexo. Nos miramos un
momento a los ojos y vi el placer en su rostro. Nuestros labios volvieron a
juntarse entre jadeos. Él envestía con suavidad, lentamente, disfrutando del
momento. Y yo me derretía de placer. Agarraba mi trasero y apretaba hacia él a
la vez que su miembro entraba dentro mí.
Mi orgasmo se acercaba por
momentos. La fricción que me proporcionaba sus embistes era increíble y su
lengua en mis pezones hacía que hormigueara mi clítoris el doble. No pude
aguantar más y comencé a moverme más deprisa, necesitaba llegar al éxtasis
cuanto antes.
Él notó mi ansiedad y no dudó en
proporcionármela. Se agarró a mi hombro, mientras con la otra mano empujaba mi
trasero hacia su verga. Era delicioso el placer que recorría mi cuerpo. Me
hormigueaba toda la pelvis y el clítoris ya hinchado estaba a punto de
explotar.
Comencé a sentir un ligero
placer, seguido de otro más fuerte y potente por todo mi sexo y no pude
contener el grito de éxtasis. Había llegado al orgasmo en cuanto él se movió
más deprisa. Pero no me detuve, mi sexo estaba a punto de mojarse con su
corrida. Comenzó a temblar y un desgarrador gemido de placer, salió de su boca.
No me soltó, siguió abrazándome
mientras recuperaba el aliento con su frente apoyada en mi hombro.
- ¿Mañana a la misma hora?
- Desde luego.
Mañana, la siguiente y todas las que hicieran falta.
Buen relato, aunque siento que al principio va muy rápido...
ResponderEliminarEn fin me ha gustado.
¡Saludos!
¡Hola Kimberly!
EliminarMe alegra que te haya gustado.
¡Gracias!
Muy excitante vivencia personal?
ResponderEliminarMe encanto todo, ha sido muy linda esperiencia. Me dio deseos de cojer para la playa pero tengo trabajo mañana.
ResponderEliminarMe a encarado muy sensual
ResponderEliminarTener sexo en la playa es maravilloso, el mar y el sol excita, he imaginado la situación y es maravilloso. Te deseo.
ResponderEliminarTe follaria
ResponderEliminarel relato es maravilloso
ResponderEliminarMuy buen relato! La playa constituye una fantasía prácticamente universal. Saludos!
ResponderEliminarBonito y excitante relato
ResponderEliminarMuy bueno, felicitaciones
ResponderEliminarHas conseguido mojarme!
ResponderEliminarun relato corto pero pruno e intenso,lleno de exitable seducción
ResponderEliminarTubo feo. Muy largo y me aburri
ResponderEliminaroye, puedo utilizar este relato para un trabajo de la universidad, va el nombre y pues todo :D, si?
ResponderEliminarNo está permitido el plagio. Tengo una campaña bien abierta para esto. Si es un trabajo para la universidad como dices, por favor incluye el nombre de la autora y direccion de la pagina. Gracias.
EliminarMe encanto
ResponderEliminarIncreíble cuántos detalles ! Y que prolijidad narrativa !
ResponderEliminarMe encanta tu forma de narrar... muy detallista ¡Te felicito!
ResponderEliminar