jueves, 15 de enero de 2015

La estudiante parte 1


Denzel Candie

Todo ocurrió como siempre. Un par de mensajes en el whatsapp y ya sabemos como vamos a acabar. Ella en su pueblo a 40 km de mi ciudad y yo con un solo deseo, pasar una entretenida tarde con ella haciendo lo que mejor hacemos juntos.

- ¿Estás en Barcelona?. -Comienzo la conversación.

- No, las dos últimas horas de clase me vine a casa. Tengo mucho que estudiar.

- Entonces nada, ya hablaremos.

- ¿Qué querías?. - Perfecto ella a mordido el anzuelo.

- Nada era para ver si andabas por aquí y nos veíamos.

- Tengo que estudiar, pero no me venía mal un descanso.

- Ya, pero estás en tu pueblo. - Aunque lo estoy deseando, compruebo si ella tiene las mismas ganas que yo en vernos y comprobar si seguimos en forma.

- Puedo coger el bus, no me importa. Me invento una escusa para bajar, y nos vemos allí.

Dicho y hecho. Ella también tenía ganas de pasar un rato agradable. Eran las 3:45 cuando comencé la conversación por whatsapp y al acabar eran las 3:56. Dependiendo de la urgencia que tenga en calmar mis ganas de arrancar jadeos durante minutos, elijo la persona adecuada para ello. Aquella vez me urgía mucho y así conecté con ella, el perfil que sacia mi necesidad en ese momento.

LLegan casi las 6 de la tarde y estoy con mi coche a la puerta de la estación de buses, ella se acerca con una mochila, rodea mi coche y abre la puerta, dejando ver su tatuaje en la pierna que tanto me pone, se sienta en el asiento del copiloto. Es 7 años menor que yo, de aspecto muy juvenil, pelo negro, flequillo recto, mirada lasciva y de mala leche constante, quizá esa mirada es lo que más me excita cuando somo uno. De complexión mas bien delgada, sin tener un pecho y un trasero descomunal, pero como digo yo, muy bien equipada.
Arranco el coche y vamos en dirección a no sé que lugar, todavía no lo tengo decidido. Vamos hablando de la escusa que la puso a su madre para venir a la capital y así entiendo el por qué de su mochila, viene a estudiar y a las 8 tiene que coger el bus de vuelta. No tenemos tiempo de ir a mi pueblo, apenas a 15 kilometros de Barcelona. En lo que decido a donde vamos se me ocurre algo.

- ¿Puedes hacer algo por mí?. -Pregunto.

- Dime.

- ¿Puedes quitarte las bragas? - Sonrío, es algo que me pone. El hecho de saber que no lleva ropa interior es algo que me supera, y si va con falda no puedo soportar que un montón de sangre vaya justo ahí.

- Estás loco!!! cómo voy a ir sin bragas!? - se escandaliza, pero noto en su mirada que no la horroriza tanto como quiere dar a entender, en el fondo esos juegos la encantan.
Ya tengo el lugar pensado, sigo forzando la máquina intentando que haga lo que le pedí, pero vamos por la ciudad y la da vergüenza que la pueda ver alguien desde una posición más elevada que la nuestra, como un bus o algo por el estilo. Desisto no creo que lo haga.

Nos vamos acercando al lugar, y ya estamos en las afueras, no hay tanto tráfico, ni tantos edificios, estamos cerca de un proyecto de polígono industrial, que se quedo en eso, en proyecto. Tiene aceras, alumbrado, y grandes parkings para las empresas que se iban a ubicar allí. es entonces cuando ensimismado en la carretera veo que empieza a moverse, desabrochándose el cinturón de seguridad. Sé lo que está haciendo, pero consigo no mirar hasta que empiezo a ver por el rabillo del ojo más carne de lo habitual. No puedo evitarlo, miro y efectivamente esta sin shorts y con las bragas por las rodillas cuando se para, sonríe y me dice: - Tú a la carretera, luego todo esto es para ti.
Noto entonces que me deja las bragas encima de mis piernas, y pienso para mis adentros que siempre consigo lo que quiero, mientras empiezo a notar palpitaciones entre mis piernas. La sangre ya está en mi miembro y puedo notar mi corazón en él. Lastima que en el polígono hay gente y me veo obligado a seguir por la carretera que sube hacia un páramo. Mi única salida es buscar un camino de tierra que vaya entre unos pinos o algo por el estilo, yo estoy muy caliente y no puedo esperar más.
Al fin encuentro lo que busco , me meto en él, va a dar a una zona abierta donde han montado una nave para guardar maquinaria agrícola o algo así, la verdad no me importa, solo quiero aparcar mi coche y llevarme a la boca esos labios que llevo queriendo chupar desde que sus bragas están en mis piernas. Es de noche, y no se ve muy bien, es invierno, y detengo el coche paralelo a la carretera. Dejo la radio encendida, y veo como las luces de algún coche que pasa por la carretera nos ilumina el interior del coche.
No sé por qué, pero tengo un problema. Cuando se que todo está preparado para que ocurra, me encanta esperar el momento. Otros hubieran parado el coche y se hubieran avalanzado a su boca sin perder un minuto en tonterías, pero yo no, me encantan esas tonterías.
Salgo del coche cogiendo sus bragas, y según cierro la puerta del conductor y abro la puerta de atrás me llevo sus bragas a la nariz. Es un instante, pero me encanta disfrutar de los cosas breves. No huelen a nada, pero me transmiten frescura. Entro en el coche y cierro la puerta. La invito a que venga a la parte de atrás, cosa que no tarda en hacer y antes de que se acomode pido algo que me encanta, no por el hecho de que lo haga, si no por lo que veo cuando lo hace.
-¿Te importa mover los asientos para adelante? Así estaremos mas cómodos aquí.- Sonrío y me muerdo el labio.
Ella me mira sonríe y comienza a hacerlo mientras murmura: “Tienes una jeta...”.
Entonces se inclina para elevar la palanca del asiento del conductor elevando sus preciosas nalgas, dejándome ver todo lo que esperaba. Evidentemente yo me inclino lateralmente para ver de manera frontal eso que yo mismo voy hacer palpitar en breves instantes. Primero un asiento y luego otro, y no puedo remediar llevarme la mano al pantalón, tengo que colocarme bien porque mi erecto pene no entra en el calzoncillo.
-¿Contento el señorito?. -dice mientras se sienta en la parte que queda libre del asiento. Sonríe con esa cara de pícara que me encanta y no lo puedo evitar, me lanzo a su boca mordiendo, lamiendo y jugando con nuestras lenguas. Esto ya ha empezado y no hay manera de frenar.
Aparto sus manos de su cuerpo y mientras la beso con fuerza ella se deja escurrir en el asiento apoyando su cabeza entre la puerta y el asiento. La tengo prácticamente tumbada en la parte de atrás de mi coche, y no va a oponer ninguna resistencia a todo lo que la proponga, o quizá algo así. Nunca jugo con mi sexo en su boca, y es algo que voy a pedirla. En algún momento me comentó que tuvo una vez un herpes en la boca por practicar sexo oral, y de lo mal que lo pasó, prefiere no hacerlo, no quiere volver a pasar por ese calvario.
Sabiendo esto, tengo que calentarla y hacerla llegar al punto de que lo haga sin pensar. La desabrocho el sujetador sin quitarla la camiseta con mi mano derecha y se encorva. No soy mujer, pero supongo el placer que tiene que dar desabrochar algo que te lleva oprimiendo todo el día, y más, cuando sientes el suave roce de la camiseta sobre tus duros pezones. Deslizo la mano por su espalda con fuerza, quiero que sienta que ahora mando yo, y llego hasta su trasero, haciendo que lo eleve para poder agarrarlo y hacer que prácticamente se tumbe en el asiento. Hinco la rodilla
izquierda en el suelo de mi coche y la derecha la dejo sobre el poco espacio que queda en el asiento. La voy besando por el cuello mientras tengo mis manos apoyadas en el coche pero siempre cerca de su cuerpo. Lo que voy a hacer me encanta. Sentir que sin tocarla con mis manos, solo con mis labios y mi lengua, logro hacer retorcerse a alguien como una lagartija.
Sigo bajando hasta llegar a sus pechos, pero solo me entretengo con un pezón. Quiero llegar cuanto antes a su hendidura, ya que ansío obtener después mi preciado regalo y estoy a punto de estallar. Meto mis brazos por debajo de sus piernas obligándola así a que las abra, y sí, tengo delante de mí, a pocos centímetros de mi boca, aquello que me encanta saborear una y mil veces. No voy directo. Primero beso su monte de venus, rasurado, y después me deslizo con la punta de mi lengua por la ingle izquierda. Ya me dedicó su primer estremecimiento. Bajo por la parte interna del muslo regalándola besitos hasta llegar prácticamente a su rodilla. Subo con la punta de mi lengua pero todavía mas dentro de su muslo, acercándome casi a su ano, y justo al llegar dejo mi rubrica, un mordisquito. Me dedicó su segundo espasmo.
Tras el mordisco y muy cerca de su ano, abro mi lengua todo lo que puedo de ancha y subo por su ingle, acaparando parte de su labio superior, hasta arriba del todo. Vuelvo a besar su monte de venus y muerdo muy cerca del comienzo de su apertura. Ya se revolvió de aquel lametazo buscando que toda mi lengua pasara por donde esta deseando, pero tranquila, como sé lo que quiere la haré sufrir más. Repito la misma operación en la otra pierna, pero esta vez tras el lametazo, vuelvo a mitad de ingle y paso de una ingle a otra dejando caer mi aliento sobre mi credo, mi biblia, mi santa palabra, mi religión. Me dedicó su tercer espasmo.
Tras jugar durante unos minutos a “quieres que lo haga pero tienes que esperar”, no puedo soportar sus jadeos, y situado muy cerca de su ano, ahora sí, ensancho mi lengua todo lo que puedo y más, hasta hacerme daño y lamo toda su hendidura acabando con la punta de mi lengua en su clítoris hinchado. Ahora sí me dedico uno de sus mejores espasmos acompañado de un “Aaaah” que retumba en el coche. Enmudeció hasta la radio.
Juego con sus labios y entro y salgo de ella con mi lengua mientras agarro con fuerza su cintura con mis manos, estoy muy caliente haciendo disfrutar a ésta mujer y se que está disfrutando. Subo hasta su clítoris abultado y lo muerdo con suavidad succionándolo mientras me separo de el.
-¿Quieres más?. -Digo mientras tuerzo mi boca sonriendo con mirada lujuriosa. Sé que si sigo se correrá sobre mi boca, pero la tengo en el punto que quiero. Quiero comprobar como trabaja con su boca sobre mí y es el momento perfecto.

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